La primera interpretación fue propuesta por Larte y H. Christy (1865-1875) y E. Piettee (1907) tomando como base el arte mobiliar del Perigord los primeros y los Pirineos el segundo. Estas teorías defendían que el hombre prehistórico no está movido por sentimientos de tipo religioso, consideraban que no tendría la capacidad intelectiva suficiente (teorías evolucionistas de la época) en resumen: sería un arte meramente decorativo realizado en los momentos de ocio entre los periodos de caza. Reinach y M. Boule defendían la tendencia innata del hombre a expresarse libremente. Posteriormente autores como Luquet (1926) y Ridell (1940) seguirían estas teorías de la ociosidad y el placer decorativo de los artistas cuaternarios. El hecho es que las representaciones parietales en su mayoría estaban realizadas en lugares de difícil acceso, o sea que no podía ser lugares donde vivían los prehistóricos. Además, los temas se repiten constantemente y existe un universo común a los artistas. Estas teorías pronto serían sustituidas por nuevas interpretaciones surgidas de la interpretación etnográfica. El estudio de pueblos modernos “primitivos” se pusieron en relación con el hombre prehistórico. Etnólogos como Tylor o Frazer (1956) establecieron paralelos entre las tribus y sus totems y el ser humano del Pleistoceno Superior. Surgieron teorías que veían en el totemismo una buena base interpretativa. Esto llevaba a un enfoque espiritual y del mundo de las creencias, culto a los antepasados y reencarnación del ser humano muerto en animales. Si la interpretación del Arte por el Arte no era sostenible también era difícil identificar símbolos totémicos en la diversidad de especies que se representaban. A principios del siglo XX el animismo, naturismo y la magia simpática o propiciatoria fueron objeto de sus correspondientes estudios. Salomón Reinach (1903) cambia su propuesta de Arte por el Arte para decir que el móvil residía en las prácticas propiciatorias y en la magia simpática. Pretendían el control del medio a través de las representaciones artísticas. Las necesidades básicas serían la caza y la reproducción. La magia de la caza y la fertilidad se veía respaldada por los paralelos etnográficos de los pueblos primitivos modernos. Argumentaba Reinach que el arte era principalmente animalístico, por lo que defendía la teoría de la magia de la caza y la fecundidad (algo que más adelante se demostraría que no era así). El resultado es que todo esto llevaría a dotar a la interpretación del arte cuaternario de un carácter sacro, con significado religioso. Esta interpretación se mantendría mucho tiempo como origen de las representaciones. El compendio de signos sería despreciado de nuevo como en la teoría del arte por el arte. H. Breuil aceptaría la interpretación de Reinach y utilizaría ésta como base para elaborar su propia teoría. Para ello aplicaría los criterios del también religioso P. Schmidt y los postulados evolucionistas de Tylor. Su interpretación vería la actividad artística como una forma de obtención del alimento y el control del medio por parte del hombre prehistórico. La realización de ceremonias de carácter mágico espiritual transformaría el lugar en un santuario. Los signos como saetas, empalizadas venablos y trampas para animales quedarían incluidos. También se explican las figuras humanas como las manos: servirían para expresar el deseo de apropiación del animal. Las cabezas animales en humanos se interpretarían como brujos o hechiceros. Cuando se excavaron los yacimientos y se examinaron los productos que habían consumido los humanos (por las trazas en dientes, por ejemplo) se supo que la dieta vegetal era predominante y había un gran desequilibrio entre los comido y lo representado (no aparece ninguna planta). En Lascaux, por ejemplo, se comió en abundancia el reno aunque solo aparece una vez frente a 88 ciervos. Los análisis entre fauna culinaria y animales representados nos indican que se tiene que rechazar la interpretación a partir de la caza y la fecundidad. No obstante Breuil se fue desvinculando de la temática relacionada con el significado para centrarse en el estudio de la evolución estilística del arte. Así dejó una propuesta de un sistema interpretativo basado en un esquema evolucionista, basado en el análisis de la evolución técnica y el cromatismo; el estudio de la perspectiva y las superposiciones en las obras. Pese a las deficiencias reconocidas por Breuil, el estudio interpretativo del arte, por él cimentado, constituye la base y punto de partida para la investigación. Perdurando más de cuarenta años y casi sin encontrarse alternativa. Imprimir
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