lunes, 15 de abril de 2013

Comentario de texto "La Primavera de Praga"

Las fuerzas antisocialistas y revisionistas se han apoderado de la prensa, la radio y la televisión y las han convertido en una tribuna desde donde atacan al Partido Comunista y desorientan a la clase obrera y al pueblo trabajador. No podemos aceptar que fuerzas extranjeras conduzcan a Checoslovaquia fuera de los caminos del socialismo. […] Los partidos comunistas tienen que responder de su actuación no solo ante su propia clase obrera, sino también ante la clase obrera y el movimiento comunista internacional. Tenemos que unirnos para defender las conquistas del socialismo, nuestra seguridad y nuestra posición internacional. 
 Llamamiento de los dirigentes de la URSS, la RDA, Hungría, Polonia y Bulgaria, reunidos en Varsovia en julio de 1968. 

Se trata de un texto que forma parte del llamamiento realizado por los dirigentes de los regímenes comunistas de Europa Oriental: Unión Soviética, República Democrática Alemana, Hungría, Polonia y Bulgaria; a sus homónimos de Checoslovaquia para que pusieran fin a las reformas puestas en práctica en este país en el proceso denominado Primavera de Praga. Esta experiencia suponía un proceso de reformas y democratización, dirigido por Alexandre Dubcek, secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia.

El régimen comunista se había instaurado en Checoslovaquia en 1948, tras ganar las elecciones de 1946 el Partido Comunista. Como tal, participó en la creación y consolidación del los organismos internacionales que agrupaban a los países de sistema económico y político comunista: Comecon y Pacto de Varsovia. En este marco, la población checoslovaca reivindicaba reformas democratizadoras que Dubcek llevó a la práctica. Pero estas medidas ponían en riesgo el equilibrio de sus vecinos, por lo que estos actuaron, y desplegaron sus tanques en Praga, cercenando así la libertad de Checoslovaquia.

La idea fundamental que transmitían los dirigentes comunistas era que el socialismo en Checoslovaquia estaba en peligro, y esa situación suponía un gran riesgo para la estabilidad de este tipo de régimen en el resto de estados, por lo que tuvieron que intervenir para eliminar ese peligro.

Los conceptos iniciales antisocialista y revisionista son dos clásicos en la terminología estalinista para calificar a las desviaciones dentro del comunismo. Se habían utilizado especialmente para descalificar a Trotsky y sus seguidores. Se refieren aquí a los comunistas partidarios de efectuar cambios en el sistema basado en la dictadura del proletariado. Para el comunismo ortodoxo, -estalinista en la práctica, aunque ya no en la teoría- todo lo que supusiera una alteración en las bases políticas de las denominadas democracias populares, daba lugar a una desviación condenable. Los dirigentes checoslovacos “revisionistas” controlaban los medios de comunicación, y según las acusaciones de los líderes comunistas del resto de países aprovechaban estos medios para atacar al Partido y “desorientar” a los trabajadores.

En este manifiesto se denunciaba la intervención de fuerzas extranjeras, pues, en el marco de la guerra fría, los estados del campo contrario (USA, Francia, Gran Bretaña) aprovechaban cualquier fisura para desestabilizar al bloque enemigo.

Se defendía en el texto que los partidos comunistas no sólo debían responder ante los trabajadores de su propio país, sino también ante los obreros del resto de estados y del movimiento comunista internacional, siguiendo las tradicionales ideas del internacionalismo proletario.

La última frase es un llamamiento a la unión de todos los estados socialistas para defender sus conquistas, su seguridad y su posición internacional. Estas alusiones se refieren al mantenimiento de la unidad del bloque de estados liderados por la URSS, el Pacto de Varsovia, en el que estaban incluidos los estados firmantes de este documento: Unión Soviética, República Democrática Alemana, Hungría, Polonia y Bulgaria; más Rumanía. Situación distinta mantenían Yugoslavia y Albania que, aunque con régimen comunista también, estaban ajenos al Pacto, por desavenencias con la URSS.

Conclusión
Los intentos democratizadores del régimen comunista de Checoslovaquia, conocidos como la Primavera de Praga, ponían en peligro el dominio de la Unión Soviética en el bloque comunista y el monolitismo político y económico. Ante ese riesgo de extender el ejemplo de disidencia, el líder soviético Breznev y sus aliados enviaron a las fuerzas del Pacto de Varsovia para reprimir aquella experiencia.
El razonamiento de Breznev iba más allá de la estabilidad del régimen comunista de un estado concreto, esgrimía que cualquier cambio en el statu quo económico o político en cualquiera de los países de la Europa del Este -su ámbito de influencia- alteraba el resultado de la II Guerra Mundial, que había dividido Europa en dos zonas de expansión con respecto a las dos superpotencias: Occidente para USA y Oriente para URSS. Imprimir

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