Los israelitas descubrieron estupefactos las imágenes retransmitidas por la televisión: soldados judíos disparando a niños árabes, rompiéndoles los brazos y las piernas. La revuelta comenzó a organizarse. Las primeras octavillas fueron deslizadas bajo las puertas de las casas y de las tiendas. En ellas se daban instrucciones precisas sobre los actos de desobediencia civil, como por ejemplo el boicot a las mercancías israelitas, el rechazo al pago de impuestos, el rechazo al trabajo; ya estaban hartos de ser explotados por patronos israelitas, de trabajar por salarios inferiores a las de los otros trabajadores. La meta planteada era la obstrucción económica y política de Israel. Estos llamamientos estaban financiados por los jefes del "Movimiento Nacional Unificado de la Intifada" (movimiento que agrupa a personas que pertenecen a instituciones nacionales y religiosas, de las cuales la mayoría aprueba el programa de la OLP).
A la firme resolución de los palestinos de decidir su propio destino, de reclamar sus derechos, su dignidad, los israelitas replicaron con una política de mano de hierro.
VON BENDA, R. Los niños de la Intifada. Madrid, 1992.
SOLUCIÓN:
Este texto es un fragmento del libro Los niños de la Intifada, de la periodista alemana Roswitha Von Benda. En este libro se relatan las vivencias de tres jóvenes palestinas, residentes respectivamente en Jerusalén, Belén y un campo de refugiados.
Todas ellas participaron en la Intifada, la rebelión de los niños y adolescentes palestinos que según la periodista surgió espontáneamente en los territorios
ocupados a la altura de 1987 y que consistía en el enfrentamiento con piedras de los muchachos frente a las modernas armas del Ejército israelí.
La prolongada y lamentable situación de los palestinos en los territorios ocupados por Israel desde la Guerra de los Seis Días -la franja de Gaza y Cisjordania- provocó esta insurrección que reabrió el debate internacional y llevó a la Conferencia de Madrid en 1991 para iniciar las negociaciones entre palestinos e israelíes
En este breve fragmento se plasmaban los sentimientos de rabia generalizados entre la población palestina de los territorios ocupados, tras veinte años de conflicto, y que provocaron una nueva manifestación de lucha contra el Ejército invasor. Un modo de enfrentarse los niños y adolescentes palestinos con los materiales que encontraban por la calle, piedras, palos, ladrillos o hierros contra las armas automáticas de los israelíes.
Von Benda explicaba la reacción estupefacta de la población hebrea ante una realidad imprevista y totalmente desigual de piedras contra balas, de niños contra militares. Esta visión contemplada por televisión, desde los hogares israelíes, provocó en éstos gran desconcierto.
El enfrentamiento directo iba acompañado de acciones de desobediencia civil como el boicot a los productos israelíes, no pagar los impuestos, dejar de trabajar para los ocupantes. Unas medidas que ya se habían puesto en práctica en conflictos coloniales como en la India, con Mathama Ghandi. Lo realmente novedoso e impactante de este nuevo modo de lucha era la desproporción entre los ejércitos actuantes, niños contra soldados y piedras contra balas.
El objetivo de este salto cualitativo en la lucha palestina era poner en dificultades, obstruir, económica y políticamente a Israel, al menos en la administración de la Palestina ocupada. El objetivo era elevado y complicado frente al poderoso Estado de Israel, pero la Organización para la Liberación de Palestina, liderada por Yasir Arafat no veía otro modo de romper la estancada realidad de la ocupación y la pasividad de los organismos internacionales.
CONCLUSIONES
Este texto reflejaba la visión de una periodista occidental de la realidad palestina, sometida a la fuerza del Estado de Israel. Una situación con 20 años de antigüedad, sin apenas cambios, a pesar de las resoluciones de las Naciones Unidas de condena a la invasión y de sanciones al ocupante.
Ningún castigo había dado resultado por la oposición de los Estados Unidos, que ejercía el derecho a veto en el Consejo de Seguridad, para impedir que las sanciones tuvieran algún efecto.
Al menos la Intifada logró concienciar a gran parte de la opinión pública internacional y a un sector de los hebreos, de la injusta realidad y desamparo de los palestinos. La OLP, promotora de la insurrección, proclamó unilateralmente el Estado palestino y forzó la convocatoria de la Conferencia de Madrid, en 1991, en la que se iniciaron las negociaciones entre palestinos e Israel, con el apoyo de la Unión Europea, los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Pero este proceso de paz, aun con avances, no terminó de solucionar el conflicto de la ocupación, y de nuevo surgió otra Intifada, la segunda, en septiembre de 2000.
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